Los designios de Dios proceden por simple elección y no dependen de las obras, sino de Aquél que llama. En el Evangelio, Cristo hace ya un anuncio de su Pasión.
Tiempo Ordinario
Viernes XIII Tiempo Ordinario (Impar) – Homilías
Si no vienes cada día a los pozos, si no sacas agua cada día (de la Escritura), no sólo no podrás dar de beber a otros, sino que tú mismo sufrirás la sed de la palabra de Dios.
Jueves XIII Tiempo Ordinario (Impar) – Homilías
Dios Padre, por amor nuestro, no perdonó a su propio Hijo. ¿Quién de vosotros podrá oír alguna vez la voz de Dios diciendo: Ahora he conocido que tú temes a Dios, porque no has perdonado a tu hijo, o a tu hija, o a tu esposa, o no has perdonado tu dinero, los honores del siglo y las ambiciones del mundo, sino que lo has despreciado todo y lo has tenido por estiércol para ganar a Cristo (Flp 3,8), lo has vendido todo dándolo a los pobres y has seguido la palabra de Dios?
Miércoles XIII Tiempo Ordinario (Impar) – Homilías
Nosotros mismos hemos de estar alerta, porque muchas veces también estamos echados junto al pozo de agua viva, es decir, junto a las Escrituras divinas y andamos perdidos en ellas. Tenemos los libros en las manos y los leemos, pero no alcanzamos su sentido espiritual. Por ello son necesarias las lágrimas y la oración ininterrumpida, a fin de que el Señor abra nuestros ojos.
Martes XIII Tiempo Ordinario (Impar) – Homilías
Nada hay tan opuesto a la esperanza como mirar atrás, poner la confianza en las cosas que se deslizan y pasan. Por tanto, ha de ponerse en lo que todavía no se nos ha dado, pero que ha de dársenos en algún momento y jamás pasará. Sin embargo, cuando se precipitan sobre el mundo las tentaciones como una lluvia de azufre sobre Sodoma, hay que tener presente la experiencia de la mujer de Lot. Miró atrás y en aquel lugar quedó convertida en sal.
Lunes XIII Tiempo Ordinario (Impar) – Homilías
No dudéis del perdón, pues, por grandes que sean vuestras culpas, la magnitud de la misericordia divina perdonará, sin duda la enormidad de vuestros muchos pecados.
Domingo X Tiempo Ordinario (Ciclo A) – Homilías
Este es nuestro consuelo y nuestra confianza: él siempre perdona, cura el alma siempre, siempre. «Pero yo soy débil, voy a tener una recaída…», Jesús te levantará, te curará siempre. Este es nuestro consuelo, Jesús vino por mí, para darme fuerzas, para hacerme feliz, para que tuviera la conciencia tranquila. No tengáis miedo. En los malos momentos, cuando uno siente el peso de tantas cosas que hicimos, de tantos resbalones en la vida, tantas cosas, y se siente el peso… Jesús me ama porque soy así.
Domingo IX Tiempo Ordinario (Ciclo A) – Homilías
A menudo el hombre no construye su obrar, su existencia, sobre esta identidad, y prefiere las arenas de las ideologías, del poder, del éxito y del dinero, pensando encontrar en ellos estabilidad y la respuesta a la insuprimible demanda de felicidad y de plenitud que lleva en su alma. Y nosotros, ¿sobre qué queremos construir nuestra vida? ¿Quién puede responder verdaderamente a la inquietud de nuestro corazón? ¡Cristo es la roca de nuestra vida! Él es la Palabra eterna y definitiva que no hace temer ningún tipo de adversidad, de dificultad, de molestia.
Domingo VII Tiempo Ordinario (Ciclo C) – Homilías
Bien visto, muchos cristianos tienen de tales sólo el nombre. Aman a los que los aman a ellos, hacen el bien a quien se lo hace a ellos, prestan cuando esperan sacar alguna ganancia. Y lo malo es que no sólo son fallos de hecho pero repudiados, sino que la misma mentalidad, la manera de pensar, no es evangélica, no es la de Cristo. Y no digamos nada de la sentencia evangélica: «A quien te pide, dale». O del «no juzguéis». Se hace urgente una conversión de los católicos en la mente y en corazón para acercarnos al evangelio del que hemos renegado.
Domingo VI Tiempo Ordinario (Ciclo C) – Homilías
¿Qué significa creer en Cristo? ¿Qué significa creer en la resurrección? Significa precisamente (como dice Jeremías) confiar en el Señor, tener confianza en El solo, una confianza tal que no podamos ponerla en el hombre, porque la experiencia nos enseña que el hombre está sometido a la muerte.