Homilías por id

Juan Pablo II

Misa celebrada en la Explanada de la Catedral de Velletri

[...] 2. Las lecturas bíblicas, que nos propone la liturgia de este domingo, se centran en torno al concepto de la sabiduría cristiana que cada uno de nosotros está invitado a adquirir y profundizar. Por esto el versículo del Salmo responsorial está formulado con estas hermosas palabras: "Danos. Señor, la sabiduría del corazón". Efectivamente, sin ella, ¿cómo sería posible plantear dignamente nuestra vida, afrontar sus muchas dificultades y, más aún, conservar siempre una actitud profunda de paz y serenidad interior? Pero para hacer esto, como enseña la primera lectura, es necesaria la humildad, es decir, el sentido auténtico de los propios límites, unido al deseo intenso de un don de lo alto, que nos enriquezca desde dentro. El hombre de hoy, en efecto, por una parte encuentra arduo abrazar y entender todas las leyes que regulan el universo material, que también son objeto de observación científica. pero, por otra parte, se atreve a legislar con seguridad sobre las cosas del espíritu, que por definición escapan a los datos físicos: "Si apenas adivinamos lo que en la tierra sucede, ...¿quién rastreará lo que sucede en el cielo, ...si tú no enviaste de lo alto tu espíritu santo?" (Sab 9, 16-17).

Aquí se configura la importancia de ser verdaderos discípulos de Cristo porque, mediante el bautismo. El se ha convertido en nuestra sabiduría (cf. 1 Cor 1, 30), y por lo mismo la medida de todo lo que forma el tejido concreto de nuestra vida. El Evangelio que se ha leído pone en evidencia que Jesucristo es necesariamente el centro en nuestra existencia. Y lo hace con tres frases condicionales: si no le ponemos a El por encima de nuestras cosas más queridas, si no nos disponemos a ver nuestras cruces a la luz de la suya, si no tenemos el sentido de la relatividad de los bienes materiales, entonces no podemos ser sus discípulos, esto es, llamarnos cristianos. Se trata de interpelaciones esenciales a nuestra identidad de bautizados; sobre ellos debemos reflexionar siempre mucho, aunque ahora basta aludir brevemente.