Homilías por id

Benedicto XVI


Batalla pacífica del amor.

Queridos hermanos y hermanas:

Esta mañana, aquí, en la plaza de San Pedro, han sido proclamados beatos 498 mártires asesinados en España en la década de 1930 del siglo pasado. (...)

La inscripción simultánea en el catálogo de los beatos de un número tan grande de mártires demuestra que el testimonio supremo de la sangre no es una excepción reservada solamente a algunas personas, sino una posibilidad real para todo el pueblo cristiano. En efecto, se trata de hombres y mujeres diversos por edad, vocación y condición social, que pagaron con la vida su fidelidad a Cristo y a su Iglesia. A ellos se aplican bien las palabras de san Pablo (...): «Yo estoy a punto de ser sacrificado y el momento de mi partida es inminente. He combatido bien mi combate, he corrido hasta la meta, he mantenido la fe» (2 Tm 4, 6-7). San Pablo, detenido en Roma, ve aproximarse su muerte y hace un balance lleno de agradecimiento y de esperanza. Está en paz con Dios y consigo mismo, y afronta serenamente la muerte, con la certeza de haber gastado toda su vida, sin escatimar nada, al servicio del Evangelio.

El ejemplo [de los mártires] testimonia que el bautismo compromete a los cristianos a participar con valentía en la difusión del reino de Dios, cooperando a él, si fuera necesario, incluso con el sacrificio de la vida.

Desde luego, no todos están llamados al martirio cruento. Pero hay un «martirio» incruento, que no es menos significativo (...): es el testimonio silencioso y heroico de tantos cristianos que viven el Evangelio sin componendas, cumpliendo su deber y dedicándose generosamente al servicio de los pobres.

Este martirio de la vida ordinaria es un testimonio muy importante en las sociedades secularizadas de nuestro tiempo. Es la batalla pacífica del amor que todo cristiano, como san Pablo, debe librar incansablemente; la carrera para difundir el Evangelio que nos compromete hasta la muerte. Que en nuestro testimonio diario nos ayude y nos proteja la Virgen María, Reina de los mártires y Estrella de la evangelización.