Homilías por id

Juan Pablo II


Vocación y misión.

1. "El Señor me llamó en las entrañas de mi madre y pronunció mi nombre" (Is 49, 1).

Hoy la Iglesia celebra la natividad de San Juan Bautista.

Esta natividad es, al mismo tiempo, vocación. Dios llamó por su nombre a Juan en el seno de su madre Isabel, mujer de Zacarías.

Él debía presentarse en el camino de la revelación divina como el último de los profetas de la Antigua Alianza y, a la vez, como el Precursor de Jesucristo, en quien se cumple la Nueva y Eterna Alianza de Dios con la humanidad.

El día de la circuncisión de Juan, su padre Zacarías, en el himno de acción de gracias a Dios, pronunció las siguientes palabras:

"Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos" (Lc 1, 76).

La Iglesia, desde los tiempos más antiguos, ha rodeado de particular veneración a San Juan Bautista, su vocación y su misión especial.

En esta vocación y misión la Iglesia vuelve a encontrarse a sí misma como heredera de la Antigua Alianza y, al mismo tiempo, se siente llamada a dar testimonio de Jesucristo, Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo (cf. Jn 1, 29).

"No ha nacido de mujer uno más grande que Juan el Bautista" (Mt 11, 11).

2. Hoy queremos recordar también, con veneración y amor, al Papa Pablo VI, que recibió, el día de su bautismo, el nombre de Juan Bautista. Al encomendar su a alma al Eterno Padre, damos gracias por todo el ministerio que pudo realizar en la sede de Pedro durante los años 1963-1978, preparando el "camino del Señor" para la Iglesia en el mundo contemporáneo.

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