Jn 3, 13-17 – El Hijo del hombre tiene que ser elevado
/ 12 septiembre, 2016 / San JuanTexto Bíblico
13 Nadie ha subido al cielo sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre.14 Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre,15 para que todo el que cree en él tenga vida eterna.16 Porque tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Unigénito, para que todo el que cree en él no perezca, sino que tenga vida eterna.17 Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.
Sagrada Biblia, Versión oficial de la Conferencia Episcopal Española (2012)
Homilías, comentarios y meditaciones desde la tradición de la Iglesia
San Juan Crisóstomo, obispo
Homilía: La Cruz es fiesta
«También es necesario que el Hijo del hombre sea levantado en alto, (...) para que todo el que cree en él no muera» (cf. Jn 3,14)Homilía 1ª sobre la Cruz y el Ladrón: PG 49, 399-401
¡Cristo está hoy en la cruz y nosotros celebramos fiesta! ¡Para que conozcas que la Cruz es fiesta y solemnidad espiritual! Anteriormente la cruz era cosa de condenación; pero ahora, en cambio, ha venido a ser cosa de honra. Anteriormente era señal de condenación; actualmente lo es de salvación. Ella nos ha sido causadora de innumerables bienes. Ella nos libró del error; ella nos iluminó cuando estábamos sentados en las tinieblas; ella nos reconcilió con Dios cuando ya estábamos vencidos, y de enemigos nos hizo sus domésticos, y de alejados nos hizo vecinos de Dios. Ella es destrucción de la enemistad, guardiana de la paz, tesoro de bienes infinitos.
Por ella no vagamos ya en los desiertos, porque hemos conocido el camino verdadero; ya no vivimos fuera del palacio, pues hemos encontrado la puerta; no tememos los dardos encendidos del diablo, porque hemos encontrado la fuente. Por la cruz ya no estamos en viudedad, pues hemos recibido al Esposo; no tememos al lobo, pues hemos encontrado al Pastor. Por la cruz no tememos ya al tirano, pues estamos al lado del Rey.
Y por esto, al celebrar la memoria de la Cruz, hacemos fiesta por la Cruz: «¡Celebrémosla, dice Pablo, no con la vieja levadura, sino con ázimos de pureza y de verdad.» (1Co 5,8) Y luego, añadiendo la causa, prosigue así: «¡Porque nuestra Pascua, Cristo, ya ha sido inmolado!» (1Co 5,7).