Jn 6, 16-21: Jesús se reúne con los discípulos caminando sobre el mar
/ 4 abril, 2016 / San JuanTexto Bíblico
16 Al oscurecer, los discípulos de Jesús bajaron al mar,17 embarcaron y empezaron la travesía hacia Cafarnaún. Era ya noche cerrada, y todavía Jesús no los había alcanzado;18 soplaba un viento fuerte, y el lago se iba encrespando.19 Habían remado unos veinticinco o treinta estadios, cuando vieron a Jesús que se acercaba a la barca, caminando sobre el mar, y se asustaron.20 Pero él les dijo: «Soy yo, no temáis».21 Querían recogerlo a bordo, pero la barca tocó tierra en seguida, en el sitio a donde iban.
Sagrada Biblia, Versión oficial de la Conferencia Episcopal Española (2012)
Homilías, comentarios y meditaciones desde la tradición de la Iglesia
San Clemente de Alejandría, obispo
El Pedagogo: En camino hacia la Vida Eterna
«Inmediatamente, la barca se acercó a la orilla» (Jn 16,21)III, 12, 101
Dirijamos nuestra oración al Verbo: Sé propicio a tus pequeños, Pedagogo, Padre, Guía de Israel (2 Re 2,12); Hijo y Padre, ambos un solo Señor. Concede a quienes seguimos tus preceptos llevar a su perfección la semejanza de la imagen (Gn 1,26) y sentir en lo posible la bondad de Dios, como juez, y su rigor; y concédenos tú mismo todo eso: que vivamos en tu paz sobre la tierra, que seamos trasladados a tu ciudad; que atravesemos sin naufragar las olas del pecado y que, en plena calma, seamos transportados junto al Espíritu Santo, la inefable sabiduría.
Que de noche y de día,- hasta el día final-, alabemos y demos gracias al único Padre e Hijo, Hijo y Padre, al Hijo Pedagogo y Maestro, junto con el Espíritu Santo. Todo está en el Uno, puesto que en Él son todas las cosas (Jn 1,3; 1 Co 8,6; Col 1,16-17), por quien todo es uno, por quien la eternidad es, de quien todos somos miembros (Rm 12,5; 1 Co 12,12); de Él es la gloria y los siglos; todo sea para el Bueno; todo, para el Bello; todo, para el Sabio; todo, para el Justo. A Él la gloria, ahora y por los siglos de los siglos. Amén (Rm 11,36).
San Francisco de Sales, obispo
Tratado del Amor de Dios: En medio de la tormeta, clama a Dios
«Soy yo, no temáis» (Jn 6,20)Libro VI, Capítulo 14, IV, 353, 354
«Tened confianza, soy Yo, no temáis... Hombre de poca fe, ¿por qué has dudado?.» Jn 6, 16-21
Puesto que Dios puede y sabe sacar bien del mal, ¿por quiénes hará esto sino por aquellos que, sin reserva, se han dado a Él?...
¡Ea!, hija mía, cuando habéis tenido penas, incluso cuando todavía no teníais tanta confianza en Dios, ¿es que perecisteis en la aflicción? Y me diréis que no.
Por tanto ¿no vais a tener valor para salir a flote en las demás adversidades? Dios no os ha abandonado hasta ahora, ¿es que ahora os va a abandonar; precisamente ahora que queréis ser suya?
No temáis el mal que viene del mundo, pues quizá nunca os llegue a venir; y en todo caso, si llegase, Dios os fortalecerá.
Él mandó a san Pedro que anduviese sobre las aguas, y San Pedro, al ver el viento y el oleaje, tuvo miedo, y el miedo le hizo hundirse y pidió socorro a su Maestro, que le dijo: «hombre de poca fe, ¿por qué has dudado?», y le tendió la mano, tranquilizándole.
Si Dios os hace caminar por las olas de la adversidad, no dudéis, hija mía, no temáis. Dios está con vos, tened ánimo y os veréis libre...
No importa apenas lo que yo sea en estos momentos pasajeros; lo que importa es que yo sea eternamente morador de la gloria de mi Dios.
Caminamos hacia la eternidad; ya tenemos casi un pie allí; Dios quiera que sea para nuestra felicidad, y entonces, ¿qué importa que estos breves instantes transitorios nos sean molestos?
En medio de la agitación e inquietudes de nuestras pasiones, entre los vientos y las tormentas de las tentaciones es cuando clamamos al Señor, al Salvador, y Él permite que seamos así agitados para inducirnos a invocarle más ardientemente...