Este pan que vosotros veis sobre el altar, santificado por la palabra de Dios, es el Cuerpo de Cristo. Este cáliz, mejor, lo que contiene el cáliz, santificado por la palabra de Dios, es la Sangre de Cristo. Por medio de estas cosas quiso el Señor dejarnos su Cuerpo y su Sangre, que derramó para remisión de nuestros pecados. Si lo habéis recibido dignamente, vosotros sois eso mismo que habéis recibido. Dice en efecto el Apóstol: «nosotros somos un sólo cuerpo»… En este Pan se os indica cómo habéis de amar la unidad»
septiembre 2016
Viernes XXIII Tiempo Ordinario (Par) – Homilías
Nada hay más frío que un cristiano que no se preocupe por la salvación de los demás… No digas: «no puedo ayudar a los demás», pues si eres cristiano de verdad es imposible que no lo puedas hacer. Las propiedades de las cosas naturales no se pueden negar: lo mismo sucede con esto que afirmamos, pues está en la naturaleza del cristiano obrar de esta forma. No ofendas a Dios con una falsedad. Si dijeras que el sol no puede lucir, infliges una ofensa a Dios y lo haces mentiroso. Es más fácil que el sol no luzca ni caliente que no que deje de dar luz un cristiano; más fácil que esto, sería que la luz fuese tinieblas. No digas que es una cosa imposible; lo imposible es lo contrario… Si ordenamos bien nuestra conducta, todo lo demás seguirá como consecuencia natural. No puede ocultarse la luz de los cristianos, no puede ocultarse una lámpara tan brillante.
Jueves XXIII Tiempo Ordinario (Par) – Homilías
¡Ojalá pudiesen pensar todos en un solo y único amor! Solo él vence todo y sin él nada vale todo lo demás, el que dondequiera que se halle atrae a todos hacia sí. Él es el que no envidia. ¿Buscas la causa? Fíjate en lo que sigue: «No se infla…» El primer vicio es la soberbia y luego la envidia… Crezca, pues, el amor en vosotros y el alma se hace sólida, porque no se infla. La ciencia, dice el Apóstol, infla… Amad, pues, la ciencia, pero anteponedle el amor. La ciencia, si está sola, infla; mas como el amor edifica, no permite que la ciencia infle.
Miércoles XXIII Tiempo Ordinario (Par) – Homilías
Cesen ya las fornicaciones. Sois templos de Dios y el Espíritu de Dios habita en vosotros. Si alguno destruye el templo de Dios, Dios lo destruirá a él. El matrimonio es cosa lícita, no busquéis más. No es tan grande el peso que se os ha impuesto. Mayor es el que pesa sobre las vírgenes. Las vírgenes renunciaron a lo que les estaba permitido para agradar más a Aquél a quien se entregaron. Ambicionemos la belleza superior del corazón…
Martes XXIII Tiempo Ordinario (Par) – Homilías
En el cristianismo la ley humana y civil puede adquirir otra dimensión, otra superación. Son muchas las veces en que la Iglesia se ha visto obligada a censurar las diversas legislaciones de los pueblos. Ella es la que determina el sentido de la ley natural.
Lunes XXIII Tiempo Ordinario (Par) – Homilías
Cristianos, ¿qué grandes bienes no habéis recibido de Dios. Por vosotros, Jesucristo se ha hecho hombre; os ha librado de la condenación eterna, para llamaros a la posesión de su reino. Con este pensamiento, ¿podéis no estar en fiesta continua durante los días de vuestra vida terrestre? Lejos de nosotros cualquier abatimiento por la pobreza, la enfermedad o las persecuciones que nos agobian.