Es necesario poner esta luz sobre el candelero, esto es, sobre la altura de una vida consagrada a Dios, a fin de que su luz alcance a los demás. No debajo del celemín, es decir, de la gula, ni debajo de la cama, o del ocio, porque nadie que se entregue a la gula y al ocio, puede ser luz que luzca para todos.
enero 2014
Mc 4, 1-20 : Parábola del sembrador (Mc)
No se pierde la mayor parte de la semilla por causa del que siembra, sino de la tierra que la recibe, esto es, del hombre que la oye. Ciertamente que sería culpable el labrador que procediera así, no ignorando lo que es piedra, camino, espinas y tierra fértil; pero no es lo mismo en lo tocante al espíritu, porque de la piedra puede hacerse tierra fértil, y puede conservarse el camino y destruirse las espinas. Si así no fuera, no hubiera sembrado allí, y haciéndolo nos da la esperanza de la penitencia.
Mc 3, 31-35: El verdadero parentesco de Jesús
Sabemos, pues, que seremos sus hermanos y hermanas, si cumplimos la voluntad de su Padre, para hacernos sus coherederos; porque respecto de esto no hay diferencia en el sexo, sino en los hechos.
Mc 3, 22-30: Calumnia de los escribas – Pecado contra el Espíritu Santo
Blasfemia contra el Espíritu Santo… se trata del hombre encerrado en el pecado, haciendo imposible por su parte la conversión y, por consiguiente, también la remisión de sus pecados, que considera no esencial o sin importancia para su vida. Esta es una condición de ruina espiritual, dado que la blasfemia contra el Espíritu Santo no permite al hombre salir de su autoprisión y abrirse a las fuentes divinas de la purificación de las conciencias y remisión de los pecados.
Lectura sinóptica Mt 4, 12-17; Mc 1, 14-15; Lc 4, 14-15
Juan es entregado como lo será Jesús: un pasivo que deja en la sombra a Herodes o al Sanedrín, para sugerir que en la Pasión del Bautista como en la de Cristo se opera un misterio de iniquidad cuyo verdadero autor es el pecado del mundo (“Pilato entregó a Jesús a su —a nuestra— voluntad” Lc 23, 25). Sin embargo, el sacrificio voluntario de la Víctima transforma esa Pasión en acción salvífica, realizando de ese modo la Voluntad del Amor eterno de Dios.
Mc 16, 15-18: Apariciones de Jesús resucitado
Confesamos que la doctrina que Cristo enseñó a sus discípulos al confiarles el misterio del amor, es el fundamento y la raíz de una fe firme y salutífera, y creemos no haber nada más sublime, más seguro ni más cierto que esta tradición. La doctrina del Señor es ésta: Id y haced discípulos de todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Domingo III Tiempo Ordinario (A) – Homilías
«El Señor es mi luz y mi salvación». ¿Seguimos a Cristo? ¿Lo hemos conocido verdaderamente? ¿Sabemos y estamos convencidos a fondo de que El es la luz y la salvación de nosotros y de todos? Este es un conocimiento que no se improvisa; es necesario ejercitarnos en él cada día, en las situaciones concretas en que está colocado cada uno. Se puede, al menos, intentar y llevar esta luz al propio ambiente de vida y de trabajo y dejar que ella ilumine todas las cosas para mirarlo todo a través de esa luz.
Mc 3, 13-19: Jesús en Galilea – Institución de los Doce Apóstoles
…“aprender a Cristo”. Lo importante no es sólo ni sobre todo escuchar sus enseñanzas, sus palabras, sino conocerlo a él personalmente, es decir, su humanidad y divinidad, su misterio, su belleza. Él no es sólo un Maestro, sino un Amigo; más aún, un Hermano. ¿Cómo podríamos conocerlo a fondo si permanecemos alejados de él? La intimidad, la familiaridad, la cercanía nos hacen descubrir la verdadera identidad de Jesucristo.
Mc 3, 7-12: Jesús en Galilea – La muchedumbre le sigue
Las condiciones para recorrer el mismo camino de Jesús son pocas pero fundamentales. […] Es necesario dejar atrás el pasado, cortar con él de modo determinante y realizar una metánoia en el sentido profundo del término: un cambio de mentalidad y de vida. El camino que propone Cristo es estrecho, exige sacrificio y la entrega total de sí, pero conduce a la Gloria.
Mc 3, 1-6: Jesús en Galilea: Curación del hombre de la mano paralizada
Tiene seca su mano derecha el que no hace lo que es recto; porque desde que nuestra mano se emplea en obras prohibidas se seca para las buenas. Pero se restablecerá otra vez cuando vuelva a la virtud. Por esto dice el Señor: Levántate (esto es, del pecado) y ponte en medio y no se extenderá a las obras pequeñas ni a las superfluas.