La gloria del Señor llena el templo. La plenitud de esto se alcanzó en Cristo, verdadero templo de Dios. Es el signo de la presencia de Dios entre los hombres. Pero se trata de un signo provisional, que en el Nuevo Testamento será sustituido por un signo de otra índole: Cristo y su Iglesia, Cuerpo místico de Cristo, y en otro aspecto, del cristiano en gracia: templo vivo de Dios (Jn 2,19.21ss).
Tiempo Ordinario
Viernes XX Tiempo Ordinario (Par) – Homilías
Visión de los huesos que vuelven a la vida: profecía sobre el resurgir del pueblo de Dios. Habrá una nueva restauración, una nueva creación animada por el Espíritu de Dios.
Jueves XX Tiempo Ordinario (Par) – Homilías
Os daré un corazón nuevo y un espíritu nuevo; porque en Cristo Jesús lo que vale es la nueva creación (Gal 6,15). Por eso cantamos un cantar nuevo, y abandonando al hombre viejo no caminamos ya en la caducidad de la letra, sino en la novedad del espíritu. Esta es la piedra nueva, en que está inscrito el nombre nuevo que nadie sabe leer sino el que lo recibe (Ap 2,17).
Miércoles XX Tiempo Ordinario (Par) – Homilías
Pues bien, aquellos malos pastores no las apacientan. No les basta con no curar a las débiles y enfermas, con no cuidarse de las errantes y perdidas. Tampoco hacen todo lo posible por acabar con las vigorosas y cebadas… Los pastores pueden gloriarse, pero el que se gloría que se gloríe del Señor. Esto es hacer que Cristo sea el Pastor, esto es apacentar para Cristo, esto es apacentar en Cristo, y no tratar de apacentarse a sí mismo, al margen de Cristo.
Martes XX Tiempo Ordinario (Par) – Homilías
No existe ninguna pasión como la soberbia, capaz de aniquilar las virtudes y despojar al hombre de toda justicia y santidad. Al modo de una enfermedad contagiosa que afecta a todo el organismo, y no se contenta con debilitar un solo miembro, sino que corrompe el cuerpo entero, así esta pasión derriba a aquellos que están ya firmes en la cima de la virtud para deshacerse de ello.
Lunes XX Tiempo Ordinario (Par) – Homilías
Donde no se es fiel a Dios, desaparece la fidelidad para con los hombres, y entonces no se puede contar con nadie.
Domingo X Tiempo Ordinario (Ciclo B) – Homilías
La victoria de Cristo sobre el demonio había sido ya profetizada en el comienzo del mundo, cuando vemos a Dios anunciar que, si bien la mujer ha sucumbido a la tentación, su descendencia aplastará la cabeza de la serpiente. Por el pecado primero hay miserias y sufrimientos, pero se superan por la fe en Cristo resucitado, como dice San Pablo en la segunda lectura de este Domingo. Cristo, en el Evangelio, acosado por la calumnia, responde a ella proclamando su victoria sobre Satanás.
Inmaculado Corazón de la Bienaventurada Virgen María (Sábado posterior al segundo domingo después de Pentecostés). Memoria – Homilías
Memoria del Corazón Inmaculado de la Bienaventurada Virgen María, acariciando en su corazón la memoria de los misterios de la salvación realizados en su Hijo, ella esperaba con confianza el cumplimiento en Cristo.
Domingo IX Tiempo Ordinario (Ciclo B) – Homilías
La trascendencia cristiana del domingo reclama una fuerte conciencia comunitaria, que nuestra sociedad neopaganizada está muy lejos hoy de poseer. Poco a poco amplios sectores cristianos están paganizando de nuevo el Día del Señor. Y esto, aunque muchos sean inconscientes de su gravedad, es en realidad inmoral y escandaloso. Inmoral porque se trata de quebrantar un precepto grave; escandaloso, porque fomenta un ambiente mundano y conformista, suficiente para arrastrar a los débiles de conciencia hacia la irreligiosidad masiva o la apostasía anticristiana.
Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote (A) – Homilías
Pedidle, pues, a Él, que os conceda imitarlo en su caridad hasta el extremo para con todos, sin rehuir a los alejados y pecadores, de forma que, con vuestra ayuda, se conviertan y vuelvan al buen camino. Pedidle que os enseñe a estar muy cerca de los enfermos y de los pobres, con sencillez y generosidad. Afrontad este reto sin complejos ni mediocridad, antes bien como una bella forma de realizar la vida humana en gratuidad y en servicio, siendo testigos de Dios hecho hombre.